"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Reportaje
Fundación Carlos Martín de Madrid
Un laboratorio de inclusión laboral
09/05/2012
Blanca Abella
La Fundación Carlos Martín tiene una estructura perfecta, o al menos es lo que se observa tras una visita a sus instalaciones, varias entrevistas con responsables y trabajadores, y la charla con todos aquellos que sonríen ante el micrófono y demuestran abiertamente su felicidad por encontrarse donde se encuentran. La Fundación trabaja con un objetivo prioritario: la inclusión laboral de personas con discapacidad intelectual.
Los servicios que ofrece esta fundación abarcan toda una vida, y se dividen en varias áreas. Una de ellas es la de empleo, donde se encuentran el Centro Ocupacional, el de Formación y el Centro Especial de Empleo. En el área que llaman asistencial se encuentra el Centro de Día, donde atienden a personas con discapacidad intelectual gravemente afectadas. Y existen otras dos más, el área de vivienda, donde se encargan de la organización de viviendas tuteladas, y el área dedicada al ocio, cultura, deporte y vida social, que también lo merecen.
El objetivo final de la Fundación está en la persona con discapacidad, en su vida y sus capacidades, el trabajo, la familia y el entorno. Pero sobre todo en el trabajo, en esa parte de las vidas que conforma en gran medida a la persona como ciudadano, como un integrante más de la sociedad.
Así pues, algunos de los mayores esfuerzos de la Fundación se llevan a cabo en torno al empleo, ese mundo tan ajeno a las personas con discapacidad intelectual, que son rechazadas sistemáticamente por la mayoría de las empresas. En este sentido, esta entidad está organizada de la siguiente manera, según explica Jesús Flores, gerente de la misma: “tenemos un itinerario personalizado de inserción que está formado por cuatro estructuras, que son: el centro ocupacional, el CEE, el centro de intermediación laboral (que incorpora el Programa de Empleo con Apoyo), y el centro de especialidades formativas. En estos momentos estamos en proceso de calificación como Agencia de Colocación”.
Centro Ocupacional
“El centro ocupacional está estructurado de tal manera que la gente encuentre oportunidades en él para incorporarse al empleo, bien en el CEE, bien en el mercado abierto. Lo suyo es que pasen primero por el CEE porque estarán en un entorno que comprenden y les comprende, y adquirir una experiencia laboral”, explica Jesús Flores.
"En casi todas las empresas nos dicen, “no queremos ni personas con discapacidad intelectual ni con enfermedad mental”
El centro ocupacional tiene como objetivo la adaptación, formación y promoción laboral de adultos con discapacidad intelectual. Es el paso previo al empleo, aunque en muchos casos, la mayoría, pasan por el Centro Especial de Empleo, y se quedan. “La gran mayoría se quedan en el CEE porque nuestra gente tiene serios problemas para incorporarse a un empleo en la empresa del mercado abierto”, explica Jesús Flores. En casi todas las empresas nos dicen, “no queremos ni personas con discapacidad intelectual ni con enfermedad mental”.
Toda la formación que se realiza en el centro ocupacional está muy ligada al mercado de trabajo y las ofertas que hay, estando divididos los usuarios en dos grandes grupos, el de promoción laboral (aquellos con más posibilidades de acceso al empleo) y los de formación operativa (aquellos con entrenamiento en operaciones correspondientes a distintos perfiles profesionales) Estos cursos los imparte el Centro de Especialidades Formativas.
El proceso es el siguiente: se define un perfil profesional, por ejemplo, de operario de almacén, y a partir de ese perfil, se desglosan una serie de funciones laborales y competencias personales. Las funciones son las que van a desarrollar en el mercado abierto o en un CEE, y que van a adquirir en distintos procesos formativos, y las competencias personales es implican todo aquello que una persona debe haber adquirido cuando accede a un trabajo, como son la puntualidad, respeto a las normas, comunicación… Todo ello a través de una formación en teoría y en práctica, gracias a la cual se logran unas competencias operativas y otras competencias personales.
Con la información que la Fundación va recogiendo, se desarrolla su itinerario personalizado de inclusión laboral, que recoge todo el proceso formativo y de entrenamiento profesional de la persona, así como los distintos instrumentos que, a tal fin, la Fundación y el entorno, ponen a su servicio.
Objetivo: el empleo
“Ellos deciden si la oferta de trabajo les gusta y quieren aceptarla”, explica Laura, una de las responsables del centro de intermediación laboral. Y añade: “Hay muchas personas con discapacidad intelectual que demandan el trabajo en empresas ordinarias, pero también hay muchas otras que quieren permanecer en CEE, que se sienten más cómodos; algunas personas han tenido muy malas experiencias en empresas ordinarias y explican que en los CEE les conocen y saben mejor cómo tienen que tratarles”.
Y es que, según han podido comprobar en este centro de intermediación laboral: “Las empresas suelen quejarse de que las personas con discapacidad intelectual o las que tienen enfermedad mental, que son las más rechazadas, tienen poca capacidad de retención”.
“Cuando una persona con discapacidad intelectual sigue un adecuado proceso de incorporación a un puesto de trabajo, sea donde sea, es muy eficaz"
La resistencia en el mundo empresarial sigue siendo especialmente incisiva con estos dos grupos, y así lo entiende Jesús Flores: “Hay un prejuicio profundamente arraigado; hemos avanzado, pero viendo las diferencias que hay en las cifras de empleo o de inactividad, piensas que aquí casi nadie se preocupa por este colectivo, aquí casi nadie cumple con la LISMI, una ley muy importante que se incumple con toda tranquilidad y no pasa nada”.
Sin embargo, la realidad no se corresponde con la imagen que se tiene, y lo explica con rotundidad Jesús Flores: “cuando una persona con discapacidad intelectual sigue un adecuado proceso de incorporación a un puesto de trabajo, sea donde sea, es muy eficaz; tiene sus limitaciones, evidentemente; no es tan polivalente como pueden ser otros trabajadores, pero por eso se buscan perfiles profesionales que se adapten a los niveles de competencia que tienen desarrollados; aquí parece que las personas conflictivas en el empleo son las personas con discapacidad intelectual, y no es verdad, la conflictividad laboral viene por otros lados”.
En definitiva, el empleo de las personas con discapacidad intelectual en el mercado abierto, sigue siendo una asignatura pendiente, ya que la mayoría de las personas que pasan por los CEE, acaban quedándose en estas empresas.
Hay excepciones. Para eso cuentan con el CAIL, Centro de Apoyo a la Intermediación Laboral, que colabora con la Dirección General de Empleo de la Comunidad de Madrid, para facilitar a las empresas la incorporación de profesionales con discapacidad cualificados a sus plantillas. El objetivo que la Comunidad de Madrid ha marcado para este año es la incorporación laboral de 68 personas, y ya han logrado llegar a 48. Los dos años anteriores se alcanzó el objetivo y este año creen que también lo conseguirán.
“Captamos cualquier oferta y atendemos a cualquier persona con discapacidad que tenga interés en buscar empleo”, explica Laura.
Otras discapacidades
Y ya no sólo atienden a la discapacidad intelectual, según aclara Jesús Flores: “decidimos dedicarnos también al resto de las discapacidades, no sólo a la intelectual, porque desde una perspectiva ideológica, nosotros tenemos que trabajar para la discapacidad en términos globales dado que, entre nuestros valores, se encuentra el de la solidaridad. Pero además, hay un elemento estratégico porque al atender a otros colectivos de discapacidad, nuestra gente ha salido beneficiada”.
"Casi el 30% de las personas contratadas en la fundación son personas con discapacidad, algunas de ellas con discapacidad intelectual, es más, alguna es cuidadora de otras personas con discapacidad intelectual”
Esta línea de trabajo la aplican incluso en la propia Fundación: “en la política de contratación de la Fundación tenemos establecido que cualquier empleo que surja, en primer lugar se le ofrece a una persona con discapacidad. Casi el 30% de las personas contratadas en la fundación son personas con discapacidad, algunas de ellas con discapacidad intelectual, es más, alguna es cuidadora de otras personas con discapacidad intelectual”.
En el centro de especialidades formativas, en la actualidad, se están impartiendo tres cursos, uno de lengua de signos, otro de operario de almacén, y otro de cuidador de personas con dependencia por los cuales han pasado bastantes personas con discapacidad intelectual. Incluso alguno de ellos ha sido contratado en residencia de personas mayores, y está resultando muy bien. Recientemente han sido autorizados por la Dirección General de Empleo de la CAM para impartir el curso de “Integración Laboral de personas con discapacidad”, curso con el que se obtiene certificado de profesionalidad.
Cuidadores con discapacidad
Una de las claves de esta fundación es la búsqueda de soluciones siempre acordes con el objetivo de incluir la discapacidad. Todo aquello que se decide lleva como prioridad el bienestar de estas personas, ya sea en su entorno social, laboral, familiar… por ejemplo, en su idea de atender a la dependencia y al mismo tiempo crear empleo, han encontrado una solución perfecta, como explica el gerente: “hemos concebido la estructura de la organización de tal manera que se retroalimenten entre las dos áreas, la de empleo y la de dependencia. La de empleo presta servicios a la dependencia, con profesionales con discapacidad y la de dependencia genera puestos de trabajo para estas personas”.
"Hay cuatro personas con discapacidad intelectual que trabajan como cuidadores de otras personas con discapacidad intelectual en situación de dependencia"
En total, hay cuatro personas con discapacidad intelectual que trabajan como cuidadores de otras personas con discapacidad intelectual en situación de dependencia. Trabajan en la ruta, acompañándoles en sus traslados, y les cuidan en el Centro de Día, dándoles de comer, cambiándoles de postura… y el resultado es formidable. Estos trabajadores están felices, les gusta lo que hacen y lo hacen con total profesionalidad, entrega y cariño. Ellos nos lo cuentan, se sienten bien y no quieren cambiar de trabajo, y los responsables del centro lo confirman con orgullo, su trabajo es perfecto.
CEE, enclaves laborales y empleo con apoyo
El Centro Especial de Empleo de la Fundación Carlos Martín tiene dos áreas de trabajo: servicios e industrial. Ambas se desarrollan en el mercado abierto, con criterios de competitividad y calidad, y con un adecuado soporte tecnológico.
"Cuanta más tecnología haya, seremos más competitivos, por eso hemos desarrollado un concepto muy importante, que es el de poner la tecnología al servicio de las personas, porque en la medida en que la tecnología hace lo difícil, las personas hacen lo fácil"
La tecnología es importante, aseguran los responsables de este CEE, porque facilita el manejo de la maquinaria a cualquier persona. Así lo explica Jesús Flores: “la incorporación de la tecnología es muy importante para nosotros, pero muy difícil. Cuanta más tecnología haya, seremos más competitivos, por eso hemos desarrollado un concepto muy importante, que es el de poner la tecnología al servicio de las personas, porque en la medida en que la tecnología hace lo difícil, las personas hacen lo fácil, y esto facilita el que más personas se puedan incorporar a un puesto de trabajo. En ese sentido tenemos muy buena relación con la dirección general de empleo de la Comunidad de Madrid, que nos ha aprobado ya dos proyectos de inversión. Nos ayuda a meter maquinaria que da valor añadido a lo que hacemos, nos hace más competitivos”.
En el área de servicios del CEE se encargan de la limpieza, del transporte de personas con discapacidad, la cocina, catéring y la atención a personas con discapacidad.
En la parte industrial, se desarrollan servicios auxiliares de la industria, envasados en flow pack, encelofanado de productos, estuchados de distinto tipo,…
En la plantilla del CEE hay 25 personas estables, pero la cifra fluctúa hasta las 40, depende de los momentos de producción. La parte de servicios es más estable.
“Son muy autónomos, responsables y comprometidos, se sienten implicados”
En el área industrial, todo el proceso lo hacen las personas con discapacidad intelectual, desde principio a fin. Sólo necesitan personal de apoyo para información en el inicio del proyecto y seguimiento del mismo. Y son unos trabajadores muy metódicos y que mantienen un ritmo de producción elevado, asegura Laura, que es una de las encargadas de apoyo.
“Son muy autónomos, responsables y comprometidos, se sienten implicados”, afirma Gemma, coordinadora de producción de la planta. Y añade: “me dan más problemas las personas sin discapacidad que las personas con discapacidad, que a veces tienen un mal día, como nos pasa a cualquiera, y ya está”.
El CEE se mantiene a pesar del difícil momento laboral en el que ya se creó. En los tres años de existencia que suma, nunca ha faltado actividad productiva y han llegado a tener hasta 50 personas trabajando.
Y en la búsqueda continua de soluciones y recursos laborales, los responsables de la fundación recurren también a otras formas de empleo, como son los enclaves laborales y el empleo con apoyo.
En definitiva, como asegura Jesús Flores: “si algo tiene esta casa, es la clara vocación de creer en las personas con discapacidad intelectual como trabajadores. Es prioritario”.